El sol es beneficioso para la salud (la piel utiliza la luz solar para ayudar a sintetizar vitamina D y ayuda a controlar algunos trastornos crónicos de la piel -como la psoriasis-), pero también es el principal causante de las distintas enfermedades cutáneas. Este daño incluye no solo quemaduras solares dolorosas sino también arrugas y otras alteraciones asociadas al envejecimiento de la piel fotoenvejecimientoqueratosis actínicascánceres de piel e incluso reacciones alérgicas y empeoramiento de algunas enfermedades cutáneas

Por ello, la protección contra los efectos del sol es importante durante todo el año ya que los rayos ultravioletas también nos afectan en los días nublados y en aquellos de poca luminosidad.

La radiación ultravioleta está formada por rayos invisibles que penetran la piel y pueden provocar quemadura solar, envejecimiento prematuro de la piel, daño en los ojos e incluso hasta cáncer de piel. El efecto del sol es acumulativo.

Existen tres tipos de rayos UV


– UVA: causan envejecimiento cutáneo y pueden provocar cáncer de piel.
– UVB: generan enrojecimiento, quemadura solar, y predisposición al cáncer de piel.
– UVC: son filtrados por la capa de ozono de la atmósfera.

Los protectores solares son productos de uso externo que contienen sustancias físicas y/o químicas que actúan como barrera protectora de la piel a las radiaciones solares. Constituyen una defensa de primera línea, siempre que reúnan condiciones necesarias de eficacia, seguridad y calidad. Son clasificados según el Factor de Protección Solar (FPS), que identifica la protección que ofrece contra los rayos UV, acorde al tipo de piel. A mayor número de FPS, mayor protección.

Fototipos cutáneos

I: Se quema con facilidad, nunca se broncean
II: Se quema fácilmente
III: Se quema moderadamente
IV: Se quema poco y broncea bien
V: Se quema poco y broncea profusamente
VI: Nunca se quema

Los rayos ultravioletas reaccionan con una sustancia química llamada melanina que se encuentra en la piel, que nos protege ya que absorbe la radiación y evita el daño celular. Las quemaduras solares ocurren cuando el tiempo de exposición a los rayos ultravioletas es mayor al que estamos preparados para soportar. El riesgo de lesión aumenta con la cantidad y la intensidad de la exposición.

La sensibilidad a la luz solar varía según la cantidad de melanina en la piel. Las personas de piel más oscura tienen más melanina que las de piel más clara y, por lo tanto, mayor protección incorporada contra los efectos nocivos del sol. pero siguen siendo vulnerables a las lesiones solares y a los efectos a largo plazo de la exposición a la luz UV.

Recomendaciones para la exposición solar
– No exponerse al sol entre las 10 y 16 horas.
– En la nieve, el agua y en la arena los rayos solares se reflejan, por lo que es imprescindible contar con la protección adecuada.
– Use protector solar con un FPS 30, como mínimo.
– Utilizar protector solar incluso los días nublados.
– Aplicar protector solar en la piel 30 minutos antes de exponerse al sol.
– Usar protector labial.
– Los métodos artificiales (cama o pantalla solar) para el bronceado pueden ser peligrosos, ya que emiten radiación UV de iguales características que los rayos solares. Por lo tanto, extreme los cuidados
– Reforzar el protector solar: luego de dos horas de exposición continua al sol, al nadar, secarse con toalla después de practicar deporte o al salir del agua y al transpirar en exceso

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